Madurez ante las vicisitudes
- Abelardo Pérez
- 18 jun 2020
- 2 Min. de lectura

Vicisitud, es un concepto que invoca una lucha ardua por hechos positivos y negativos que debes atravesar para alcanzar una meta, meta que te has propuesto lograr a toda costa y que no dejas que nada ni nadie te aparte de ella; terminar una carrera, conseguir un trabajo, lograr una casa, un carro, un viaje familiar, entre otras. Enfrentas obstáculos; económicos, sociales, familiares, pero también encuentras apoyo moral, ánimos, empujoncitos para seguir en tu bregar.
Madurez, es el criterio y la capacidad que tienes de entender, comprender y saber que es lo mejor para ti y los tuyos, saber sortear las vicisitudes de la vida de la mejor manera, entre más vives más aprendes, más maduras pues, para eso son las vicisitudes, escalones para tu crecimiento; personal, profesional, familiar, de carácter entre muchas más. Si unes estos dos términos, conociéndolos, sabrás de que hablamos y donde vamos.
Estamos en un tiempo difícil para todos, unos más que otros, un tiempo que nos ha golpeado con fuerza y sorpresivamente, como dicen las escrituras; Como ladrón en la noche vendrá, ¡pues llegó! Una difícil prueba, cierto, pero de ella aprendemos, corregimos, nos reinventamos, creamos, evolucionamos todo lo que somos, lo que hacemos y como lo hacemos, lo que creíamos, lo que valorábamos, reordenamos nuestras metas, en fin, maduramos, o por lo menos eso creemos.
Muchas personas logran tomar lo negativo de esta pandemia y convertirlas en aprendizajes, en oportunidades, logran mirar lo duro de este tiempo y sacar lo mejor de si y salir triunfadoras, pero así mismo hay personas que se rinden, se dejan caer y la corriente las arrastra sin presentar batalla por ellos mismos, muchas veces esperando a ver que les dan, como el mendigo en la calle que con su mano extendida implora por unas míseras monedas con que comer ese día.
Son palabras fuertes, pero es la realidad, plasma esto en lo que ves en las redes, televisión o escuchas en radio y veras que es así, mientras unos crean otros atacan, unos se ingenian para desarrollar su potencial y otros gritan, agreden, se flagelan, para dar lástima sin agradecer si quiera las monedas que necesitan para sobrellevar un día más.
Por eso valoro y resalto la madurez de los emprendedores, que muchos por vergüenza no hacemos lo que ellos con empeño logran, mostrarse ellos y su producto, decir al mundo; aquí estoy, esto es lo que hago, vendo, sé, he creado, ofrezco, en fin, son este tipo de personas las que con su madurez han logrado reinventarse ante las vicisitudes.
¡Que Dios me los bendiga a todos!
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